El Real Madrid coincidió en su hotel de concentración (ayer de desconcentración) con las 52 misses que lucharán por el título de Miss España el próximo 23 de marzo en reñida competición, especie de campeonato liguero en liguero. Ignoro si fue la casualidad (dicen) o Cupido (se verá) y desconozco también cuál de las dos expediciones corría más peligro (Makelele no viajó). Lo cierto es que las televisiones patrias y extranjeras hubieran dado lo que ganan (lo que pierden, más bien) por meter la cámara en semejante encuentro.
Antes de que se sofoquen, decir que las jóvenes bellezas (hablo de las misses) no se alojaban en el hotel (lo hacen en Oropesa), lo que hubiera sido un acabóse de pasillos palpitantes: las muchachas celebraban una cena (luego comen) en el mismo establecimiento en el que se aloja el Madrid: el Vila-Real Palace, cuatro estrellas generalmente, ayer a reventar.
Aclarar también que las misses no iban en bañador, sino vestidas de noche, palabra de honor, aunque no se sabe si esto era peor (o mejor). Los madridistas iban en chándal. De haberse emparejado hubieran representado una típica estampa matrimonial del tipo sácame a cenar Manolo: ellas rutilantes y ellos elegantes pero informales. Esto me recuerda un chiste de Espina y se lo voy a contar. Ella se queja llorando: "¡Pepe, nunca me compras nada!". Y él se excusa, atónito: "¿Pero tú qué vendes María?".
Volvamos al Palace: no hubo emparejamiento, fotográfico, quiero decir. Alguien en el Madrid pensó que "era demasiado cachondeo", argumento desconcertante. Ya no somos críos y nadie se hubiera escandalizado porque Ronaldo posara, yo que sé, con Miss Comunidad Valenciana, nadie hubiera titulado hoy "¡¡A por la Liga!!" o "Súbete a la Cibeles"; nosotros no, creo.
El caso es que después de la cena los chicos se fueron a sus habitaciones (a las de ellos) y las chicas a una discoteca (la que siempre hemos soñado), sin que haya constancia de deserciones, lágrimas sí.
En el fondo, el mundo de las misses y el del fútbol no son tan diferentes, más aún si eres del Rayo (por la banda). Unos manejan el 4-2-3-1 y otros el 90-60-90, dos sistemas de ataque demoledores, y en ambos casos un penalti es una pena máxima. Por eso fue una lástima el desencuentro, hubiera sido hermoso verlos a todos juntos, incluso de corto, uno necesita imaginar cómo será el cielo.
Sólo estuvieron separados por 15 metros
Los jugadores del Real Madrid no coincidieron con las misses. Cuando ellos salían de cenar, las guapas de España entraban a su cena de gala. Sólo había unos quince metros de distancia entre un salón y otro. Es más, alguno que otro, evitó cruzarse con ellas para no ser fotografiado por si acaso. Los madridistas se encerraron en la sexta planta del hotel Vila-Real Palace hasta que las misses acabaron de cenar, a eso de la una de la mañana. Florentino Pérez salió a cenar con su esposa Pitina a eso de la diez menos cuarto, así que el presidente no conoció a ninguna de las 52 candidatas.
