Ayer se dio el pistoletazo de salida al Centenario del Club Atlético de Madrid. Todo un siglo desde la primitiva sucursal bilbaína a la actual sociedad anónima deportiva El viejo Athletic Club madrileño cimentó su independencia a base de luchas deportivas con adversarios locales de los que sólo permanece el Real Madrid, su eterno rival. Luego se sucedieron los éxitos, los fracasos y la resurrección de posguerra bajo las alas del Aviación Nacional, los primeros títulos de liga y el retorno al Metropolitano, donde se escribieron páginas gloriosas.

En el Manzanares prosiguió su duro camino con una competencia desigual, y no sólo en ámbitos puramente deportivos, frente al equipo considerado como el mejor del siglo XX. Supo sobreponerse a las adversidades hasta acumular títulos nacionales, rozar la gran gloria europea y conquistar una Intercontinental. A pesar de los pesares, contra viento y marea, alcanzó lo que muy pocos han logrado, un doblete, el de 1996, y el nefasto descenso de categoría sirvió para que la afición demostrara por qué no tiene nada que envidiar a la mejor del mundo, si es que la hay mejor.

Habrá tiempo, sin duda, de recordar los hechos y los nombres que hicieron posible tan larga andadura. Cien años, un siglo, algo que difícilmente alcanza el ser humano, merece ser recordado y festejado con enorme alegría y dentro de la tradicional idiosincrasia del club y su afición. Que así sea.