Espíritu de tres Copas
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Se juntaron en el Bernabéu emblemas de las tres últimas Copas de Europa más Roberto Carlos y Raúl, que han disfrutado de las tres...y Morientes, que estaba en la grada. Los emblemas eran Seedorf, de la Séptima, Redondo, de la Octava y Zidane de la Novena. Y entre tanta constelación, se adueñó del partido Raúl. Normal. Cuando hablamos de partidos serios, siempre aparece el siete. Digo todo esto porque en juego también estaba la historia reciente del Madrid. Si tomamos a Seedorf como estandarte de la conquista del 98, coincidiremos en que aquella fue la más anárquica, la que agrupó a jugadores más individualistas, la que llegó más por sorpresa y la que más emocionó por deseada.
De la Octava los recuerdos son otros y de ahí la ovación de gala a Redondo. Él representa la seriedad de un equipo que empezó a mandar en Europa con golpes de mano como el de Manchester. Aquella fue la victoria de un equipo que intimidó en la final al Valencia. Y eso se lograba con el talento y la jerarquía de Fernando. Zidane, el del golazo de la Novena, se ofrece siempre, aunque sea para hacer dos controles de pañuelos. Para eso y para demostrar que las estrellas se pueden llevar bien. Pero no olviden el dato del inicio: Roberto Carlos y Raúl son los únicos que siguen disfrutando de estas noches especiales desde hace seis años. Ese es el verdadero espíritu campeón, alejado de las galaxias.
