Zarpazo a la italiana

El Valencia cayó con su propia medicina. Le gusta que los rivales lleven la iniciativa, que ataquen, y esperar agazapado atrás, como los pegadores aguardan su golpe de KO, refugiado en la defensa galáctica que dice Luis. Mucha presión en el centro, mucho contraataque y una colosal defensa. Un equipo hecho muy a la italiana. Y eso fue el Atlético de ayer, con José Mari, una isla fajándose con todo el que se movía, y mucho tocar en el medio del campo y hacia atrás, sobre todo en el primer tiempo. El Atlético aguantó, sin prisas, con tranquilidad, con orden, con Hibic como mariscal y Esteban tan bien como siempre.

Al Valencia le ocurrió ayer que no le bastaba con esperar, porque el empate le valía muy poco. Salió acelerado en el segundo tiempo. A por ellos. Y tuvo empuje, y hasta buen juego, pero siempre le faltó tino. No encontró bien las bandas y por el centro se aturulló demasiado. Y el golpe de KO se lo encontró el Atlético en un saque de esquina, que no es ninguna casualidad porque Albertini las pone como nadie y este año el Atlético ha resuelto muchas situaciones difíciles con sus saques de falta. Lo raro fue que Aguilera, siempre incombustible, estuviera tan solo en el área. Un error que al Valencia le costó el partido. El Atlético luego supo sufrir y mantuvo siempre el tipo ante las acometidas de Aimar y los suyos. En Mestalla le bastó con un zarpazo a la italiana. El fútbol es así.