Si repasan el quince del ‘Profesor’ Laporte en Lansdowne Road notarán que falta Galthié, la mente pensante, el Magic del juego a la mano francés. Hoy la camiseta número 10 la portará un tal Dimitri Yachvili. Su nombre y su apellido delatan su origen georgiano. Pero no es un fichaje de última hora. Es hijo de Michel Yachvili, que ya fue bleu en 15 ocasiones.

El apertura, para que ustedes se hagan una idea aproximada, viene a ser un ajedrecista con mucha prisa y un riesgo de accidente laboral que pocas aseguradoras asumirían. Al menos en Francia, y en Inglaterra. Porque son quienes reciben la pelota y con un vistazo, de apenas dos segundos, deben analizar la delantera rival (defensa para que lo entiendan) y buscar el punto débil. Eso antes de que un animal de 120 kilos apellidado pilier o talonador te aplaste. En muchos equipos se quitan la pelota de encima, pero en Francia levantar elegantemente la cabeza y jugar la pelota a la mano es algo genético.

Pues el tal Yachvili no es ningún loco masoquista. Es un tipo normal al que le encanta coger el coche y marcharse al País Vasco, donde alterna la tranquilidad de la pesca de la trucha con el surf en Zarautz junto a su amigo Bixente Lizarazu. Los libros y la música de George Brassens son sus otros dos hobbies. ¡Para que luego digan que la gente de rugby no somos normales!