La Quinta del Porti pide paso

Primera | Real Madrid

La Quinta del Porti pide paso

La Quinta del Porti pide paso

Son jugadores nacidos entre 1980 y 1982 que esperan seguir los pasos de Portillo, el más joven de todos. El ejemplo de Casillas, Guti y Pavón, capaces de sobrevivir en un equipo galáctico, les alimenta a ellos y a los que vienen por detrás, que son legión.

Todo empezó con la Quinta del Buitre, todas las quintas lo hicieron, las futbolísticas, quiero decir, pues hasta entonces las quintas y los quintos eran los de la mili, que por si no lo recuerdan era una cosa muy rara que había antes y que servía para leer El Jueves y para que te cortaran el pelo gratis, porque entonces no había guerra, o no nos metíamos. Como el término acuñado por Julio César Iglesias tuvo éxito, nos pensamos que todo el monte era orégano y se habló después, enamorados de Cruyff, de la Quinta del Mini, que más bien fue una mini quinta, quién lo hubiera dicho De la Peña.

Toda Quinta que se precie necesita de un líder, de un elegido, de alguien que sirva para romper y arrastrar, para abrir camino a los que siguen. Porque para ser Quinta hay que estar acompañado, si no eres Raúl.

La irrupción de Portillo, consagrada en Dortmund, nos confirma que no es una ilusión: está iluminado. Y eso es aún más importante que ser bueno. Butragueño, por ejemplo, siempre pareció jugar un metro por encima de sus posibilidades, pero elegía los grandes momentos o los grandes momentos le elegían a él, mejor esto último, y aunque los había de más calidad (todos lo eran) quedó su nombre.

Así es Portillo. Y su estruendo sirve para descubrir que hay gente que le acompaña en las fotos. Está Miñambres, el más dotado, aunque un pelín frágil. Y está Raúl Bravo, menos dotado pero muy fuerte, lo comprueban en el Leeds. Pero ellos ya tienen cartel. Hay que mirar a los de atrás. Y por allí destaca Rubén, el tercer central, de fuerza levemente descontrolada. Y sobre todas las cabezas se distingue la de César Navas, quinto central, que roza los dos metros, su arma, hay que ver si tiene otras.

Todos los mencionados están en el camino, pero otra parte de esa generación que nació entre 1980 y 1982 espera su oportunidad. Sousa lo hace cedido en el Valladolid y Valdo en Osasuna. Este último fue el joven que mejor impresión causó en su debut (ante el Athletic en 2001) y extrañamente no volvió a contar. Miñambres le tapona ahora.

En las categorías inferiores aguardan Luis García (más versátil que Portillo), Borja (tipo Helguera), Antonio Núñez (estilo Figo) o Corrales (en plan Fabio Aurelio). Y tras ellos, el exquisito Recoba, el genial Diego León o el prometedor Jurado. Y Tello y Palencia, Palacios y Adrián, el hijo de Míchel. Un millón de medio centros o medias puntas (hoy todos son eso), un millón de genios a medias que tienen dos problemas: primero, no perderse, y luego, encontrar un sitio en la galaxia. Portillo, de momento, ya ha abierto un túnel.