Después de los resultados que se dieron ayer, al Espanyol no le sonrió la suerte. Ésta lo abandonó el sábado, en el derby ante el Barça. Una discutible elección de Javier Clemente, que dejó en el banquillo a Raúl Tamudo, y un desconcertante primer tiempo, dejaron a los españolistas sin opción alguna ante un Barça que hizo lo mínimo para llevarse un premio demasiado generoso. Pero eso no fue todo. La jornada de ayer dejó al Espanyol más hundido de lo que estaba, a cuatro puntos de la salvación.

Por ese motivo, el partido del próximo domingo ante el Sevilla puede tener tintes dramáticos. El conjunto blanquiazul necesita algo positivo en el Sánchez Pizjuán para que la cosa no se vaya de madre. Un punto, en esta ocasión, podría ser insuficiente, dado que el equipo de Joaquín Caparrós es uno de los rivales directos. Clemente, pues, deberá dejar de pensar en su media inglesa: hay que ganar fuera. En estos momentos, el Sevilla, como el Racing, son los más cercanos al Espanyol fuera del descenso. Cántabros y sevillistas tienen 26 puntos, cuatro más que los pericos.

Sorpresa

La victoria de ayer que más dolió, y la menos esperada, fue la de Osasuna ante el Madrid. Los blancos hicieron un flaco favor al dejarse soprender por el equipo navarro, que demostró cuál es el camino para mantener la categoría. Un gol de Christian Manfredini hundió un poco más al Espanyol, ante la pasividad de los jugadores de Vicente Del Bosque, que no pudieron empatar en el minuto final.

De este modo, Osasuna se queda con 27 puntos, en un grupo de cinco equipos que comparte con Barça, Málaga, Mallorca y Valladolid. Todos han conseguido huir, al menos de momento, de los últimos puestos y del descenso, al que dejan a cinco puntos. Ese es el difícil objetivo que busca un Espanyol estará más necesitado que nunca en Sevilla.