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Polideportivo | Revolución femenina

Annika, la última en retar a los hombres

En los últimos meses están proliferando los casos de mujeres que buscan participar en competiciones masculinas. El ejemplo más reciente es el de la golfista Sorenstam

Algo está cambiando en el deporte a nivel mundial. Cada vez son más las mujeres que reclaman un sitio para competir entre los hombres. La última en lanzar un órdago ha sido la golfista sueca Annika Sorenstam. Hace apenas unos días Annika dejó caer que le encantaría jugar contra los hombres. "No tengo nada que perder y sería un fabuloso desafío", dijo. La respuesta no se hizo esperar y 24 horas después recibía una invitación del director del torneo de Endicott (Nueva York) para medirse del 17 y el 20 de junio con sus compañeros hombres.

Pero si hay un deporte de equipo que más mujeres ha incorporado en equipos de hombres en los últimos años ése es el hockey hielo. La última en lograrlo ha sido la canadiense Hayley Wickenheiser. Tras superar con éxito el periodo de prueba en un equipo de la 3ª división finlandesa, el Kirkkonummi Salamat, Wickenheiser firmó un contrato hace unas semanas para jugar lo que queda de Liga. La jugadora, que hasta entonces militaba en el Edmonton, un equipo de la liga femenina canadiense, en el puesto de delantero, es la primera que compite junto a hombres ocupando un puesto que no es el de portero. Para que Wickenheiser viera cumplido su sueño la federación finlandesa tuvo que estudiar la propuesta de su equipo. Al final, la aceptó por unanimidad.

Prohibición por reglamento. Encontrar participando a una mujer en una competición masculina oficial cuando ya existe una paralela específica para mujeres es casi imposible. Casos similares al de Wickenheiser se dan gracias, como en este caso, a permisos especiales, o, como en otros, a la permisividad o las posibles lagunas de los reglamentos de las federaciones.

Canadá, con el hockey hielo, es uno de los pocos países que no pone trabas a la participación de mujeres en competiciones menores de hombres, después de que Abby Hoffman, con nueve años, tuviera que disfrazarse de hombre en 1956 para superar las barreras que le impedían jugar entonces en un equipo de hockey masculino.

Casi medio siglo después las chicas, aunque con cuentagotas, siguen pidiendo paso en el hockey masculino canadiense. Danielle Dube, una de las mejores porteras del mundo y la gran estrella del equipo nacional femenino de Canadá, se convirtió hace poco más de un mes en la tercera mujer que juega en un equipo profesional masculino de este país, los Ice Dogs de la West Coast Hockey League de Estados Unidos. Sus antecesoras eran también porteras. Manon Rheaume jugó 23 partidos en ligas menores de Estados Unidos y Canadá y Erin Whitten disputó la Colonial Hockey League.

En los deportes de motor en los que la victoria depende de la habilidad y destreza a la hora de manejar la máquina también se empiezan a ver mujeres. La alemana Jutta Kleinschmidt se convertía hace dos años en la primera mujer que se adjudicaba el rally París-Dakar. La bautizaron como la Reina del desierto. Este año vuelve al Mundial de motos la también alemana Katja Poensgen, quien debutó en 2001 en la categoría de 250cc.

En ajedrez apenas existen fronteras. El máximo exponente femenino es la húngara Judith Polgar, que ha ganado en varias ocasiones a los mejores ajedrecistas del mundo. Y les ha ganado porque las reglas de la Federación Internacional no le impiden participar con hombres. La Federación Española decidió el año pasado hacer desaparecer las pruebas exclusivamente femeninas. Desde entonces en España sólo existen las pruebas absolutas y las mixtas en las categorías inferiores.

Reclamo publicitario. En otros deportes como el baloncesto también se han dado casos de mujeres que han participado con hombres. En 1986, Nancy Lieberman, ex pareja de Martina Navratilova, jugó en una competición de verano en Estados Unidos. En muchas ocasiones detrás de estos casos hay un interés publicitario, que se hable de un equipo, de una ciudad...

Pero cuando llega la competición oficial, es otra cosa. En España, los reglamentos de cada federación lo recogen de una manera u otra y recomiendan, que por condiciones de los jugadores que puedan tomar parte en las competiciones, éstas serán masculinas o femeninas. De momento, las chicas retan, pero las reglas mandan.