Yo digo Vicente Carreño

El Niño es Van Basten

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Fue un estallido. El Niño, en toda su grandeza. Sacó todo su genio, y es mucho, cuando más lo necesitaba el Atlético. Se plantó en medio del Calderón, dijo aquí estoy yo, y dejó a Naybet, un defensa excelente, para los leones. Fue en el segundo tiempo, con el partido por decidir, cuando el Niño paró con el pecho en carrera un balón largo en el lateral del área, se dio la vuelta, encaró a Naybet, le enseñó la pelota por un lado y él salió por otro. Y en esa décima de segundo en la que el defensa no sabía qué pasaba allí, si perseguir al balón o al jugador, el Niño se le coló en el área, soltó la zurda, y dejó el balón en la red, a Juanmi a media salida y a todos con la boca abierta. Yo todavía estoy aplaudiendo. Una obra de arte.

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Después el Niño se agrandó más, volvió a dejar tirado a Naybet en carrera —ahí sí que corrió como el mismísimo Van Basten— y le regaló el tercer gol a Correa. Hubo más porque el Niño estaba ayer como iluminado, pero eso ya se lo perdió Naybet gracias a la bondad de Irureta, que en un acto de piedad le mandó la vestuario. Bien hecho. El Niño le dejó anoche para el sillón del psiquiatra.

Creo que fue un presagio en vísperas del derby. No digo yo que los galácticos se pongan nerviosos, no, pero como al Niño no se le apague la bombilla, alguno más —y no quiero señalar, Hierro— pedirá hora al psiquiatra de Naybet.

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