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Las aguas, a su cauce

Jesús Gil y Gil aterrizó en el Atleti hace más de quince años con escasa experiencia futbolística. Se supone que algo habrá aprendido en estos años, pero su incontinencia verbal, en sus éxitos y en sus fracasos, le hace cometer errores impropios de su edad y del cargo que ocupa. Todos y cada uno de los aficionados saben de fútbol, pero cada uno lo manifiesta en función de su cultura y del ámbito y momento en que se desenvuelve. El presidente no debe expresarse como los aficionados y crear problemas dentro del vestuario tirando piedras sobre su propio tejado.

Conozco muchos simpatizantes rojiblancos que consideran que Santi es un cáncer permanente en la defensa atlética y que hace años debió ser baja en el Club; que Otero perdió con el paso de los años sus únicas virtudes futbolísticas; que Carreras fue en la pasada temporada el peor defensa de toda la Segunda División... Son juicios de valor tan respetables como las personas de estos tres jugadores, honrados profesionales, disciplinados elementos del vestuario, pero a los que consideran inadecuados para lucir en cada jornada la gloriosa camiseta rojiblanca. Todo esto y mucho más se puede comentar en los graderíos del Manzanares, en las peñas rojiblancas, en los lugares de trabajo o en el bar de la esquina y, por supuesto, en los medios de comunicación , pero no lo pueden expresar abiertamente los personajes con responsabilidades en el club colchonero.

Esperemos por el bien del Club Atlético de Madrid que las aguas vuelvan a su cauce; que Jesús Gil presida, que Paulo Futre dirija, que Luis Aragonés entrene, que los jugadores den lo mejor de sí mismos para alcanzar la victoria y que la afición disfrute.