Temporada del regalo
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El Atlético va dilapidando semana a semana el capital que había ahorrando. Sigue en la zona templada, pero ya se adivina muy cerquita, a tiro de piedra, a los que escapan de la quema del descenso. Y más cerca que van a estar si el equipo sigue regalando goles y goles, unas veces porque se abre la barrera vamos, Luis, diles que lo del primer gol es una herejía, otras porque unos hacen el fuera de juego y otros están jugando al mus ¿o a qué, Santi? y en el último de ayer porque todos se paran sin que el árbitro haya pitado y el Villarreal se aprovecha. Demasiadas gentilezas en un mismo partido. Con todo eso da igual que el Niño luego esté atinado en los pocos balones que le llegan arriba en condiciones de jugar.
El Atlético sólo reacciona a la desesperada, cuando todo está perdido, como ayer cuando tenía dos goles en contra y se pusieron a correr como locos. Si el partido es anárquico, ahora pegas tú y luego yo, entonces este equipo está a sus anchas, se crece y Emerson, el rey del caos, parece una locomotora. Ahora ya han tirado la renta que tenían con los de abajo y llegan los grandes: Deportivo, Madrid y Real Sociedad. No hay que asustarse, porque este equipo se caracteriza por hacer las cosas al revés. Así que, dada la idiosincrasia de este club, casi parece lo mejor llegar con estos pelos a la etapa reina, pero, Luis, majo, diles que se acabaron los regalos.