El Madrid se regala un triunfo centenario

Información es poder. El Madrid de basket se enteró tarde de que el club festejaba centenario, así que puso su granito de arena con cinco días de retraso. Eso sí, lo hizo bien: con un triunfo amplio, risueño, de tres cifras en su casillero. También con retraso, pero a tiempo quizá de evitar naufragios, alguien debió decirle a Florentino que Lolo Sainz es un mago de varita mágica, de modo que el presi ha recurrido a él para salir del atasco. Mano de santo, oiga. Que ha sido sentarse Lolo en el palco y transformarse por completo el equipo, cambiar la piel de asno por la de purasangre. Ahora se entiende el palmarés de Lolo, sus copas de Europa con el Madrid, la plata con la Selección, o los títulos de Liga con la Penya.

Impresionado con la presencia del brujo Lolo sobre la nave blanca, el Fuenla decidió que no era día de sudor y sangre. Resignado de antemano a la derrota, completó su actuación más blanda y bondadosa en lo que va de milenio. Berni Melchor Hernández regaló tranquilidad a Lucas Victoriano, Walter Gaspar Herrmann olvidó que es el gran cañonero de la Liga, y David Baltasar Wood quemó incienso para que Dragan Tarlac, motivado, cuajase al fin una actuación decente.

2-9 en tres minutos y 45-72 en veintiocho. Derby resuelto. Un triple de Victoriano desde siete metros apuntillaba el partido que nunca existió, dejaba al Madrid más cerca de la Copa y a Óscar Quintana con cabreo creciente, dudando entre lanzarse al cuello de sus jugadores más medrosos o provocar técnica con quejas a los árbitros. Optó por lo último (es un vicio que tiene), pero tampoco le sirvió para sacar de la apatía a su equipo ni al público, más silencioso y conformista de lo habitual.

Recapitulando: sólo un equipo en el derby, el Madrid. Un Madrid serio, concentrado en su labor, sólido en rebote, inteligente en ataque, con pocas pérdidas de balón y excelente selección de tiro. Los pívots blancos aprovecharon su ventaja en centímetros, los artilleros dieron una lección de tiro (gran día de Herreros) y tanto Victoriano como Raúl Mena llevaron con mano firme la manija del choque, impusieron siempre el ritmo más favorable a sus intereses. Está claro que hay que saber fichar. Aunque sea un mago con 34 años de historia blanca a sus espaldas.