Turrón duro para el Madrid en su torneo

Decepción para los aficionados madridistas que ayer acudieron al Pabellón con ánimo festivo, decididos a disfrutar de un bonito espectáculo, pero regresaron a casa indignados por el correctivo sufrido por su equipo ante el Maccabi Tel Aviv, que dio una lección de eficacia y profesionalidad a los hombres de Javier Imbroda. A la hora de fichar, todos los jugadores que ingresan en la plantilla blanca evidencian conocer el guión ("Hay que ganarlo todo, para el Madrid no hay amistosos"), pero en algunas ocasiones, como ayer, no lo llevan a la práctica.

No hubo espectáculo, porque el juego y la actitud del Madrid fueron deprimentes, ni hubo partido, porque el dominio del Maccabi fue rotundo, excesivo. El equipo hebreo jugó con intensidad y concentración desde el primer al último minuto. El Madrid no existió, tuvo una presencia virtual sobre la cancha. Sin duda, su mente estaba en los difíciles e inmediatos compromisos de Liga, mañana en Las Palmas (donde sólo ha ganado el Pamesa esta temporada) y el lunes en casa, contra el Barcelona. Se supone que para este choque pedirá apoyo del público. Ayer no hizo méritos para tenerlo.

El Maccabi, equipo en transición, demostró que tiene piezas suficientes para formar otro gran bloque, como el base esloveno Udrih y el ala-pívot Nikola Vujcic. Este jugador, por cierto, estaría hoy en las filas del Madrid si la normativa con los comunitarios-B fuese aquí similar a la de Israel. Pero esa, claro, es otra historia.