El reto de Karim
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Amí Karim Quibir me impresionó. Sabía que era un buen boxeador, un joven con ambiciones y una pegada estimable para su categoría. Pero necesitaba demostrar que es un campeón ante rivales de más nivel, tipos que no se asustasen nada más verle en el ring o al recibir los primeros golpes. Ese era y sigue siendo su reto. Empezó con buen pie en el Pabellón Raimundo Saporta. Ante un enemigo difícil como Aspirina tuvo que exhibir sus mejores cualidades. Cuando el cordobés apretó y le puso en apuros, Karim Quibir se agigantó. Y entonces, cuando le hacía más falta, sacó a relucir su descomunal pegada. Todos los que lo vimos vibramos con una de las mejores peleas que se ha disputado este año en España (para mí la mejor después de la que libraron en Parla Javier Castillejo y Roman Karmazin).
Karim nos ha cautivado, porque hemos visto en él a un peleador de otra época, a un campeón que no necesita que le pongan rivales de paja, porque puede codearse con los mejores. Enrique Soria, un viejo zorro de otros tiempos, el hombre que dirigió los pasos de José Durán y le llevó al título del mundo, sabe que tiene una mina de oro en sus manos. Y seguro que sabe muy bien cómo explotarla. En el Pabellón Karim dio un salto hacia adelante y ahora debe llamar a las puertas de los grandes títulos. Puede marcarse las metas más altas en el boxeo, porque tiene armas para alcanzarlas.