No pudo ser. El Celta lo intentó en todo momento, pero los escoceses, muy ordenados, aguantaron el 2-1 hasta el final. Al Celta sólo le queda la Liga en una temporada que comenzaba con muchas ilusiones.
El partido comenzó tal y como estaba preestablecido. El Celta llevaría el mando del choque mientras que los escoceses esperarían atrás para salir a la contra. Y lo demostraron, ¡vaya si lo hicieron en los primeros cinco minutos!. Primero Agathe, arrancando desde la banda derecha, y luego Sutton avisaban de que la cosa no sería nada fácil. Pero los hombres de Lotina, una vez que se quitaron el susto del cuerpo, se vinieron arriba y comenzaron a tocar. Gustavo López se pegó a la banda izquierda. Lo mismo hizo Jesuli en la derecha y entre Edu y Luccin intentaban abrir una defensa comandada por el gigantón Balde (¡qué buen trabajo el suyo en el centro de la zaga escocesa!).
Las ocasiones fueron llegando. Primero Cáceres probó a la salida de un córner, aunque su centrochut no encontró rematador. Minutos más tarde Jesuli lo intentaba, aunque Douglas despejó a córner su disparo. Y como si esta jugada del sevillano fuese un aviso de lo que llegaría, el mismo jugador que hace una semana reconocía que no estaba en un buen momento de forma, adelantaba a su equipo en el marcador y empataba la eliminatoria. Eran los mejores momentos celestes, que creían la remontada, pero en una jugada que el árbitro Bo Larsen se tragó, Hartson hizo falta a Berizzo y puso el empate en el electrónico. Restaban 55 minutos por delante y el partido volvía a empezar para los vigueses. Se volvían a necesitar dos goles para lograr una gesta que empezaba a complicarse en exceso.
La épica
Sin embargo, tras el descanso el Celta se vino nuevamente arriba. Lo suyo son las gestas épicas, que se recuerdan en toda Europa y apoyados por un público que no paró de animar se fue a por el partido. Los celestes necesitaban marcar pronto para que no llegasen las prisas. Dicho y hecho. Gustavo López se interna por la izquierda, centra al área y Benni (máximo goleador en la historia del Celta en Europa con 16 tantos), acreditaba que lo suyo es jugar y marcar en la UEFA. Lo más difícil estaba hecho. Restaban poco menos de 40 minutos para conseguir el tanto que daba el pase a la siguiente ronda, pero no se podía ir a lo loco, tal y como advirtió Lotina el día previo al choque. Lo tuvo en sus botas Jesuli, que solo ante Douglas dentro del área, no fue capaz de conectar el lanzamiento.
Los escoceses seguían a lo suyo aunque cada vez eran menos sus ocasiones. Poco a poco el partido se fue afeando por el duro juego escocés. Pero los vigueses lo intentaban con más corazón que cabeza. Hasta que el equipo, lógicamente, se rompió. Las líneas celestes se separaron y el Celtic, a lo suyo, a defenderse atrás, no complicarse la vida y buscar a todo un crack arriba como Larsson. Los últimos minutos fueron un quiero y no puedo de los vigueses. Una lástima, porque el coraje derrochado por los hombres de Lotina mereció mayor premio en un partido en el que lo intentaron absolutamente todo.
Herido el hijo del presidente
Tras el partido, la policía cargó contra los fans escoceses, entre los que estaba el hijo del presidente del Celtic, que resultó herido leve.
