Una pelea de verdad

El desequilibrio acaba con el boxeo. Cuando un campeón es muy superior a su rival, no hay una pelea, sino una masacre. Eso sólo les gusta a los mánagers avispados que quieren adornar el historial de sus pupilos con un récord impresionante. Ha habido muchos reyes del K.O. que sólo se pegaron con paquetes. En estos tiempos, con tantas organizaciones y tantos títulos, es fácil rehuir a los adversarios peligrosos. Por eso la pelea que se anuncia para mañana reluce entre tanta mentira como se vende en el boxeo actualmente.

Karim y Aspirina son dos buenos peleadores, dos tipos que han crecido en un ambiente difícil para los boxeadores. Se miran de reojo y se admiran. Los dos han tenido que salvar los mismos obstáculos y se han tragado los mismos golpes. Los dos son casi desconocidos para la gran mayoría, han aparecido poco en los periódicos y casi nadie les han prestado atención.

Los dos, Aspirina y Karim, viven para el boxeo, aunque todavía no puedan vivir de este deporte —eso es muy difícil hoy en día en España—. Los dos creen que éste es el combate de su vida, la noche que puede permitirles dar el salto hasta los títulos importantes, hasta las páginas de los periódicos. Lo de mañana en el Pabellón del Madrid es un combate de verdad, una auténtica batalla. El boxeo se hace grande cuando se miden dos tipos con alma de campeones como Karim y Aspirina.