Que no se vaya

Si pudiera, yo le tomaría la palabra a Coloccini y procuraría llegar a un acuerdo con el Milán para que se quede definitivamente en el Calderón, sobre todo ahora que ya empieza a funcionar. El argentino llegó como un central cotizado después de su trayectoria en el Alavés, pero se atrancó al principio de la temporada. Ha necesitado tiempo y la confianza de Luis Aragonés, que siempre ha creído en él y le ha dado todas las oportunidades que ha necesitado. Ahora Coloccini se está asentando en la zaga atlética y el equipo lo nota. Es rápido, fuerte, correoso y duro. Por alto es un seguro en el área atlética y un peligro en la del equipo rival. Se ha acoplado perfectamente con Hibic mientras García Calvo —este lo hace bien donde le pongan— se adapta al lateral.

Coloccini, por fin, se encuentra a gusto en el Calderón y el Atlético, si consigue algún día superar la intervención judicial que lo tiene atado de pies y manos, debería intentar conseguir su fichaje —ahora está cedido por el Milán—. Con 20 años, Coloccini es un cheque para el futuro. Con el argentino el Atlético se garantizaría un eje de la defensa sólido para muchos años. Atrás, Coloccini; y delante, el Niño Torres pintan un futuro deportivo de color rosa para el Atlético. El club tiene que hacer un esfuerzo para que se quede.