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Eso no se hace

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No, no, esto no está nada bien. Montar el pollo —el cochinillo sería más apropiado— que han montado con el caso Figo para ahora venir a casa del pobre a tentar al Niño Torres. Eso no se hace. Porque vamos a ver: si al socio del Barça le duele —con razón, vale— que el Madrid le quitase con sus artimañas a un emblema de su club... ¿qué piensan que ocurriría si se llevan del Calderón a la joya del Atlético? Pues lo mismo. Así que no quieras para los demás lo que no quieres para ti.

El Niño Torres es la esperanza, el futuro de un club que se ha tambaleado, el ídolo del que quieren colgarse todos los atléticos para que el club vuelva a ser grande. Cuando apareció en el primer equipo —todavía con el Atlético en Segunda— se producía un murmullo cada vez que empezaba a calentar en la banda. Se esperaba con él en el campo algún prodigio que impulsase al Atlético hacia el triunfo. En la psicología del hincha, el Niño Torres es más que un crack. Por eso está dispuesto a seguir esperándole el tiempo que haga falta, a jalear sus carreras y sus virguerías, a perdonarle todo. El Niño tiene el cheque en blanco de la afición del Calderón. Por eso el Barça haría mejor en pescar en otra parte. Y, además, Gaspart, majo, los problemas del Barça ni siquiera los puede arreglar el Niño Torres.