Días de negro fuel
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No sé si será porque estos días lo contagia todo el negro de esas pestilentes y vergonzantes manchas de fuel que ensucian y mancillan las costas gallegas, pero no acierto a vestir en mis ánimos de otro color la dubitativa marcha del equipo. Con desánimo no me queda más remedio reconocer que no disfruto con el juego que practicamos últimamente. Me desesperan las facilidades de la defensa, me exaspera la falta de visión que demuestra un medio campo que reniega de la creación y me deprime un tanto la indefinición del ataque. Impotente asistí como espectador y aficionado al híbrido de encuentro de El Sadar. Pocas veces el Atlético me ha dejado indiferente y ese día lo logró.
La rapidez, la anticipación, la fluidez en el juego por las bandas, las ocasiones de gol fueron simples anatemas. Nos trabajamos a pulso una deshonrosa derrota ante un rival inferior que derrochó el pundonor necesario para ganar. El único espectáculo que dimos, deplorable por cierto, lo ofrecieron un puñado de seguidores energúmenos, que como el negro petróleo del Prestige ensucian nuestro nombre. Será tal vez la pesadumbre de estos días contaminados los que me hagan ver un tanto distorsionada la realidad. Mañana tengo que seguir creyendo que saldrá el sol y que sobre el negro volverá a reinar el azul.