Revancha, juego de taco y... R. Carlos

Me imagino el regreso. Se podrá fumar, no habrá escala técnica en Alemania y la Copa viajará en la bodega del avión. Todo eso lo predijo Florentino hace dos años, cuando acababa de perder su segunda final (antes mordió el polvo en Montecarlo). Cierra así el ciclo de revanchas. Salvo la Copa del Rey, ya lo ha conquistado todo en dos años y medio. Peligroso que se engorde tanto el ego. Las borracheras de gloria son nocivas si no se controlan.

En cuanto a jugar de taco, que diría Alfredo Di Stéfano, nada que reprochar. Ya, ya sé que así es complicado ganar la Liga española, o la Champions...pero resulta tan inusual, gratifica tanto. Hubo diez minutos en la final que deberían protagonizar un corto sobre el buen gusto futbolístico. Jugando así resulta difícil el reproche, mezquina la discusión sobre manuales defensivos.

Dejo para el final el partido de Roberto Carlos, su explosiva media hora de juego inicial. Dio un pase de gol, generó tres ocasiones más y no descuidó su parcela de jardín en defensa, esa en la que casi nadie se encuentra cómodo en este equipo. Roberto se lesiona poco, habla lo justo y siempre sonríe. Acumula títulos con pasmosa facilidad y apenas encuentra hueco en las portadas. Cuando llegue a Madrid verá encumbrado a Ronaldo en las mismas pero su compatriota no estaba hace dos años, cuando se perdió. En aquella ocasión, Roberto prometió volver y ganar su segunda Intercontinental. Y de nuevo ha cumplido con su palabra.