Uno de ventaja

Copa de la UEFA | Betis 1 - Auxerre 0

Uno de ventaja

Uno de ventaja

miguel ángel morenatti

El Betis sufrirá en el Abbé Deschamps. Desequilibró Alfonso de penalti. El árbitro no señaló otra pena clara sobre Joaquín.

Aquí y en el Abbé Deschamps de Auxerre, un gol es el futuro, el futuro del Betis para adentrarse en la tierra desconocida de una cuarta ronda UEFA. Aquí, el futuro, donde la velocidad es la ventaja. La velocidad a la que circula el balón en el frente de ataque del Betis. Guy Roux, el abuelete borgoñón que entrena al Auxerre desde 1963, decía el miércoles que "se necesitaría una noche entera para explicar cómo ha cambiado el fútbol en estos 40 años". Claro: cuando Roux, que hace de entrenador y jefe de prensa, se metió por primera vez en el banquillo del Abbé Deschamps, John Kennedy era presidente de Estados Unidos y a Franco aún le quedaba una docena de años en El Pardo. Pero el Betis no necesitó toda la noche para hacer la demostración práctica de cómo y por qué ha cambiado la cosa desde 1963. Ahora gobiernan Bush y Aznar, por el Imperio y hacia Dios... y en menos de un cuarto de hora, la rapidez de rayo de los puntas del Betis había sembrado el frenesí entre las líneas negriazules del Auxerre.

En menos de 20 minutos, el Betis generó el gol de Alfonso mediante el claro penalti de Radet a Denilson y sendas ocasiones aparatosas para Denilson y Joaquín. El ritmo de la circulación de balón en la zona delantera del Betis montaba a la defensa del Auxerre en una máquina del tiempo, rumbo a un fútbol futurista que en su momento no pudieron soñar ni el abuelo Roux ni el Tío Paco.

Roux dio un efectista golpe de efecto cuando puso el duro trasero de Djibril Cissé sobre el banquillo visitante del campo del Betis. No era una decisión demasiado imposible, por las molestias de espalda de Cissé y el buen momento del zimbabuo Benjani. Kapo es flamante internacional con Francia. Así que la cresta tintada de Cissé ya arañaba el metacrilato del banquillo cuando Víctor Fernández decidió responder con el rumano Filipescu en el eje defensivo en refresco de Juanito.

Brillante

Y el relampagueo preciosista del Betis, tuya-mía, uno-solo-ante-el-gol, abrumó por momentos al Auxerre. En las oleadas iniciales, el Betis pudo resolver la eliminatoria, pero sólo cosechó el gol de Alfonso tras el penalti a Denilson. Poquísimo, cuando el Betis era un ente de otra galaxia para Roux y sus afrogalos y africanos varios. También está el flojito finlandés Tainio, la nota de color claro en un equipo oscurito. El centrocampista nórdico, que el sábado pasado había salvado de la crisis al Auxerre con un zurdazo magistral desde unos 30 metros, estuvo perdido los 90 minutos. No leyó el partido.

Después, Roux sacó a Cissé, en busca del futuro y del gol que pudiera edificar la gran emboscada, la gran comilona, "La Grande Bouffé" en el páramo del Abbé Deschamps. Ito, clave en la contención, frenó a los medios de Roux. El colegiado alemán Fleischer se comió el penalti de Boumsong a Joaquín que podía haber sentenciado la eliminatoria. Cissé se marchó en la negrura de la medianoche, hacia la oscuridad incierta de su cubil: allí, el Betis, el futuro, sólo lleva un gol de ventaja. Pero, mejor aún, ha conseguido que el pasado, el Auxerre, no marque en Heliópolis. Nos vemos en el Abbé Deschamps, el cubil de Cissé, perdón, del pasado.

Roux es jefe de prensa

Guy Roux sorprendió a todos al autoproclamarse jefe de prensa del Auxerre. Paradójicamente, sus ruedas de prensa son de lo más escuetas.