El empate de Ipurúa ha dejado satisfechos a los jugadores del Zaragoza. Ayer, tras la sesión de entrenamiento de recuperación en la Ciudad Deportiva, hubo unanimidad a la hora de juzgar la dificultad del partido por el escenario en el que se jugó y por el estilo racial del Éibar.

Yordi, que se hartó de mirar el balón hacia arriba en Ipurúa, se mostró moderadamente contento: "No se puede ganar en todos los campos, aunque un punto fuera de casa siempre es positivo. Además, nos permite mantener la racha sin perder. Se hace difícil jugar en un campo tan pequeño y con un rival que presiona tanto. El problema es que al final te acabas contagiando de su juego. No dejan espacios y todo se acaba basando en la cuestión física y los balones aéreos".

Por su parte, Vellisca apoyó las palabras de Yordi: "Ya sabíamos lo que nos íbamos a encontrar. Intentamos bajar el balón, pero fue muy difícil. El Éibar te obliga a jugar así y no te sientes nunca cómodo". El jugador prefiera pensar en el próximo partido frente al Terrassa: "El domingo nos enfrentaremos a un buen equipo que tiene mucha moral. Les está saliendo todo, pero nosotros tenemos que ser fuertes en casa e intentaremos fastidiarles la fiesta. Si queremos ascender no podemos dejar escapar las oportunidades de sumar los tres puntos en La Romareda. Son vitales".

Mientras, el que sí pareció sentirse cómodo en Ipurúa fue Juanele. El asturiano jugó los últimos 15 minutos, pero hizo más cosas que nadie: "Salí al campo para hacer el fútbol que le venía mejor al equipo y creo que al final pudimos ganar. Vellisca tuvo una buena ocasión, pero no fue posible llevarnos los tres puntos. El punto hay que darlo por bueno, porque nos permite seguir ahí, cerca de la cabeza de la clasificación de Segunda".