Fundidos en noviembre

Daba repelús. Ni una carrera de treinta metros, ninguna diagonal bien tirada con velocidad. Hablo del Depor-Barça. Fundidos los plomos de ambos. Pesadez en las piernas. Y lo peor: muchos parecían firmar el 0-0 a la media hora de juego. ¿Era que salió malo el partido o había explicación a tanta indolencia de uno y otro? La había. Horas después el Valencia sucumbía en Pamplona. Y poco después lo hacía a medias el Madrid en el Bernabéu. El nivel de exigencia en el comienzo de temporada está deteriorando nuestro tesoro más preciado: la Liga.

No se puede seguir así. Influyen tanto como los partidos cada cuatro días, los pesados desplazamientos, las horas de avión, la tensión de tanto partido importante. Se vio con Zidane, que medio curado pero con una semana de descanso, revolucionó a su equipo en la última media hora. Se vio con la frescura de Luque para poner el segundo gol del Depor. No creo que Makaay hubiera tenido ese acierto a dos minutos del final. Así las cosas, la teoría de Luis de que la Liga se gana en el último tercio, pierde validez. La Liga, para los que están en la Champions League, se puede ganar en los dos próximos meses, en el respiro que van a tener de diciembre a marzo. Ahí ganó el Madrid hace dos años y ahí perdió también la última.