Volvemos a encontrarnos

Volvemos a encontrarnos

Cuando se enfrentaron en la final de la Copa Davis 2000, en Barcelona (qué tiempos), todo parecía indicar que se volverían a encontrar muchas veces, en los grandes momentos, en muchas finales, cruzados sus destinos como una trenza. Se parecían en muchas cosas, resumidas todas en la juventud y en la ambición. Hace dos años, en Barcelona, venció Ferrero (Davis point), pero sin embargo, después fue Hewitt quien voló más alto: ganó el US Open y Wimbledon; alcanzó el liderato mundial. Durante ese tiempo Ferrero se tropezó siempre con su obsesión por Roland Garros, como si otras metas dependieran de aquella victoria esquiva.

Ferrero jugará hoy la segunda gran final de su vida, casi seis meses después de perder el título en París (por sorpresa, ante Costa: otra puñalada que alimenta su obsesión). Y es claro que hay en juego más cosas que las materiales (la pasta y el trofeo). Está la confianza, la autoestima, y también el honor y el orgullo, demostrar a Hewitt que hemos vuelto a la ciudad y que vamos a por él (con el australiano hay que ponerse chulos). No resultará sencillo, el rival usa las neuronas de Jordan y otros asesinos en serie. Lo de hoy será para Ferrero más que subirse a un tren en marcha, será intentar pararlo.