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Ni tacto ni modales

Actualizado a

En este negocio tan poco científico hay, sin embargo, previsiones fiables. Si un entrenador no saca del bolsillo la mano izquierda (la de los mejores muletazos) y si una plantilla le vuela la autoridad con artillería mediática, sólo hay dos finales posibles: el técnico acaba en la calle o más temprano que tarde el equipo juega en Ipurúa o alrededores.

Nadie en el enredo rayista está libre de culpa. La parte más placeada de la plantilla cree que hubo jubilaciones anticipadas sin razón (Cota, Lopetegui, Alcázar...) el pasado verano. No era asunto suyo. Vázquez, después, se pasó con los juicios rápidos: en esta plantilla De Quintana debe ser titular y Pablo Sanz, capitán general. Al segundo le hizo ir al Calderón para sentarle en la grada. Fue más que un error de protocolo tal y como andan las cosas.

A lgunos futbolistas pretendieron echarle un pulso a Vázquez extramuros. Primero, con algún pellizco (de Pablo Sanz), y después, con un ataque frontal e intolerable (de Quevedo), de los que parten el grupo en dos. Y el técnico le ha echado gasolina al fuego fulminando al culpable, que, para su desgracia, es de los cinco mejores de la plantilla. El Rayo no tiene figuras que le rescaten. Al Rayo le salvan la fe y el grupo. Así lo entendió Manzano. A los de ahora les está costando. Malo si el Madrid está en sala de espera.