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Automovilismo | Campeonato del mundo de rallys

Carlos Sainz: Citroën o retirada

El madrileño continúa las negociaciones con la marca francesa, su única alternativa antes de verse obligado a dejar la competición por no tener un coche competitivo para 2003

Actualizado a

Cuando el fin es lograr triunfos, los medios se justifican. Carlos Sainz y Citroën se encuentran ante tesituras similares para 2003 y ambos podrían hacer frente común para lograr sus objetivos. El madrileño quiere un coche ganador y los franceses desean lograr los títulos. Y para ambas metas se necesitan uno a otro.

Cuando Colin McRae firmó con la marca de los ‘chevrones’ parecía que sus puertas habían quedado cerradas para Sainz. De hecho, en los comunicados oficiales prácticamente se dejó fuera al bicampeón español, cuyo futuro quedaba hipotecado a opciones poco halagüeñas como eran Ford, Hyundai y Subaru. Y, desde ese momento, Carlos se encargó de repetir hasta la saciedad que "si no encuentro una opción que me motive, no tendré problemas para retirarme".

Una vez que el escocés firmaba con los galos, el objetivo prioritario parecía la renovación con Ford. Pero en la firma del óvalo a día de hoy no se han movido y, al igual que ha sucedido con Jaguar en Fórmula 1, en rallys todo indica que serán los jóvenes y baratos Markko Martin y François Duval quienes piloten los Focus el año próximo. Es decir, sin ninguna garantía de triunfo.

La opción Subaru se desvanecía sin casi haber tomado forma, y era Hyundai quien tomaba el protagonismo en el futuro de Sainz. Pero, a pesar de que las opciones de futuro ofrecidas eran muy interesantes, a corto plazo y para un piloto que ha reconocido que es posible que el año próximo sea el último al cien por cien, las garantías deportivas no eran las mejores, aunque la marca cuenta con un potencial económico tan grande o superior que muchos de sus competidores en el Campeonato del Mundo.

Su última carta

Y es en éstas es en las que resurge la opción de Citroën que, a día de hoy, parece la única que podría mantener en activo e ilusionado a Sainz, que en el Rally de Australia del pasado fin de semana demostró una vez más su competitividad. En la primera etapa fue el único que puso en jaque al campeón Marcus Gronholm y a la gran promesa de la especialidad, Petter Solberg. Es más, a McRae le metió un minuto en esa jornada, y el escocés no hizo más que dar trompos y salirse, hasta que destrozó el radiador en un salto intentando dar caza al español.

A su vez, en Citroën se han dado cuenta de que para ganar a sus primos de Peugeot (pertenecen al mismo grupo industrial) no pueden competir con un equipo mermado. Los del león cuentan con cuatro oficiales (el campeón Gronholm, el ex campeón Richard Burns, y los especialistas de asfalto Gilles Panizzi y de tierra Harri Rovanpera) y dos probadores (Jusso Pykalisto para la tierra y Andrea Aghini para el asfalto). Mientras, Citroën tiene a McRae y la joven promesa gala Sebastien Loeb, un gran piloto de asfalto al que le faltan muchos kilómetros sobre tierra, y a otro especialista de ese terreno, Phillippe Bugalski. Y el Mundial consta de nueve rallys sobre tierra y sólo cinco sobre asfalto.

Visto el panorama, todo indica que Sainz y Citroën están obligados a entenderse. El piloto sólo quiere una opción ganadora, y la marca quiere ganar. Todo ello aderezado por las cualidades de desarrollo técnico del español, otro argumento a sumar para terminar de completar un cóctel explosivo.