Luis y las galaxias
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Defiende con ardor a los suyos porque sabe que tiene una plantilla muy limitada, desprecia la Copa de la UEFA porque sueña con la Champions. Así es Luis, todo un psicólogo del fútbol. Aunque a los que no les da ni bola les parece un demagogo, un tipo que abusa de su veteranía para mandar mensajes incongruentes. Ya, ya. Si Luis utilizara las ruedas de prensa para contar las dificultades con las que trabaja, bajaría la moral de los aficionados que llenan el Calderón y, de paso, ayudaría a que el equipo entrara en barrena. Por eso habla de otras cuestiones. Como hizo cuando estaba con la soga al cuello en Oviedo, o cuando le maltrataron en Mallorca.
Cuando habla de equipo galáctico y enfatiza que se refiere al Valencia, está dando un mensaje a Madrid y Barça, que se han gastado mucho más en reforzar sus plantillas en los tres últimos años, pero no han conseguido lo que Benítez: formar un auténtico bloque. Porque él siempre creyó en los equipos y el carácter que puede imprimir desde el banquillo un técnico. Y su gran secreto es que la pizarra nunca ahogó a los futbolistas de calidad. Como jugador, él era el primero en reivindicar la libertad de movimientos y el improvisar sobre la marcha. Necesitamos que Luis siga siendo el oráculo de nuestra Liga.
