E staban a punto de dar las seis y Mister Rennie pitó el final del Manchester United-Southampton. Los de Ferguson habían ganado in extremis gracias a un gol de Forlán, pero el tanto del uruguayo no abría el noticiero de Sky. "Intentaron secuestrar a la Posh Spice (la mujer de David Beckham)". Ésa era la noticia del día, así que los goles en Old Trafford podían esperar.

Scotland Yard hizo pública la detención de cinco personas de origen albanés y rumano que preparaban el secuestro de Victoria, por cuya libertad pretendían exigir ocho millones de euros. Uno de los delincuentes era una mujer y la banda fue detenida gracias a dos operaciones policiales realizadas simultáneamente en London Docklands y Surrey.

El locutor de Sky seguía dando detalles de la trama mientras David aún celebraba el triunfo ante el Southampton. Victoria, desde la grada, le felicitaba, pero por dentro aún temblaba. Ella estaba al tanto del arresto, pero su marido, no. Pidió a la Policía que no se lo dijeran hasta que no acabara el encuentro.

Y entonces fue cuando David se enteró de la historia de un secuestro frustrado gracias al trabajo conjunto entre la Policía y la Prensa. Y también a la suerte. El montaje se vino abajo cuando el conductor reclutado por los delincuentes resultó ser... un periodista de News of the World. "Estuvo infiltrado en la banda y desempeñó un papel decisivo en la detención", comentó Stuart Kuttner, editor de dicha publicación.

El periodista infiltrado recopiló información durante días: les dijo a todo que sí, que tendría el coche en marcha para la fuga, que era un genio del volante y todo eso. Y al final sirvió a los malhechores en bandeja a la Policía. Final feliz para David y Victoria, quien no sale a la calle sin guardaespaldas y que últimamente no se dejaba ver en público por miedo.

Amenazas de muerte en 2000

En febrero de 2000, el matrimonio Beckham reconoció haber recibido cartas con amenazas de muerte hacia ellos y hacia su entonces único hijo, Brooklyn. La correspondencia, que llegaba a los padres de Victoria, contenía collages en los que los remitentes jugaban con imágenes de la familia. Una de las misivas Brooklyn con una bala en la cabeza y empapado en sangre. También recibieron un mapa de la zona donde estaba situada la guardería del pequeño.