La lluvia, un aliado

Hoy está previsto que llueva en Turín y la lluvia será un buen aliado para los ciclistas españoles, porque endurecerá bastante la carrera. Ésta se celebra en un circuito que es el más suave de la historia de los Campeonatos Mundiales, totalmente llano, sin el más mínimo repechón. Es vergonzoso, porque es imposible que haya una buena fuga y asistimos continuamente a llegadas al sprint entre un montón de corredores. Cipollini no marcha con terreno mojado y será más fácil de batir. Pero habrá que tener mucho cuidado, porque la carretera se vuelve peligrosa y puede haber caídas. Y se trata de que nos beneficie, pero no de que nos cueste la sangre.

He hablado largo y tendido con Óscar Freire y me asegura que está más fuerte que nunca, que se encuentra en grandísima forma. Yo creo que nuestro campeón está bien arropado por un equipo potente. En la última vuelta será esencial el trabajo de Quique Gutiérrez y de Astarloa, que deben ser un seguro de vida a la hora de lanzarle. Trabajar para Freire es como tener un cheque al portador. Echo en falta aquí a Perdiguero, un kamikaze. Quiero hacer una llamada a los organizadores del Mundial de 2005 en Madrid: que no cometan el error de hacer un circuito como éste. Debe ser más duro. No seamos quijotes.