Promesas y realidades
La perspectiva histórica nos permite a los aficionados veteranos la comparación con tiempos pretéritos. Recordamos las expectativas despertadas por jóvenes jugadores que parecía se iban a comer el mundo. El delantero madridista Roth, los barcelonistas Allende y Duró, el goleador Cela, el madrileño Nando Poyán, los interiores juveniles del torneo de la UEFA 1957, Nanuco y Chuzo, y, mucho más recientemente, la aparición del guardameta López Vallejo, hoy en el Villarreal, y al que se situó antes de tiempo en el Milán de Sacchi con Van Basten y Gullit.
También en el Atleti despertaron en su momento grandes ilusiones el conejo Rives, el orensano Pataco, o la fulgurante aparición de Patri. Ninguno, por una u otra causa, llegó a donde prometía. Desde hace dos años la gran esperanza rojiblanca es Fernando Torres. Ocupa espacios en todos los medios de comunicación, donde se le elogia sin tasa, cuando aún no deja de ser una promesa pendiente de confirmación.
Ahora, cuando realiza su primera temporada en la máxima categoría de nuestro fútbol y se haya en período de aprendizaje ante el reto inseguro de convertirse en crack, se crean a diario falsas o prematuras expectativas de un futuro que todavía no ha llegado. Dejemos al muchacho que complete su formación bajo la dirección de Luis Aragonés y que demuestre sus progresos sobre el césped. Y, luego...