Mundobasket 2002 | Derrota del 'Dream Team'
La URSS fue la primera en ganar hace 30 años
Fue un choque mítico en los Juegos Olímpicos de Múnich
"Lo que pasó al final de aquel partido fue malo para nosotros y bueno para los americanos, porque ha hecho olvidar al mundo que nosotros, el equipo de la URSS, siempre fuimos por delante en el marcador".
Cuando el gran Sergei Belov hizo esas declaraciones, en reciente entrevista con AS, se estaba refiriendo al partido, quizá, más célebre de todos los tiempos: la final de baloncesto de los Juegos Olímpicos de Múnich, el 10 de septiembre de 1972, la primera derrota de Estados Unidos en una final olímpica. Un fracaso posterior ante la penúltima URSS de Sabonis, en los Juegos de Seúl de 1988, aceleraría el envío de los jugadores de la NBA a la selección estadounidense.
En efecto, la URSS ganó a Estados Unidos la final por 51-50 después de entrar en los seis últimos minutos con diferencias medias entre 8-10 puntos, bajo la batuta de Sergei Belov (22 puntos). Hank Iba, seleccionador americano (el que dijo que "Pedro Ferrándiz es el entrenador del futuro") mandó presión a todo el campo. La ventaja soviética cayó en picado y dos tiros libres de Doug Collins, hoy entrenador de los Wizards, pusieron a los universitarios por delante: 50-49, cuando, teóricamente, quedaba un segundo por jugar. La URSS sacó y el partido se consumió sobre el júbilo yankee: para nada.
El seleccionador soviético, Vladimir Kondrashin reclamó que había pedido tiempo muerto tras el primer tiro libre de Collins, que la mesa obvió una vez que los jugadores de la URSS sacaron de fondo. Se concedió el tiempo por los árbitros, Righetto y Arabadjan, y la URSS volvió a sacar: otra vez sonó la sirena final, y los americanos volvieron a considerarse ganadores. Nuevo error: Kondrashin reclamó que cuando pidió el tiempo muerto quedaban tres segundos por jugarse, no uno. Los otros dos se habían escapado tras el último tiro de Collins.
Cuando los americanos abandonaban la pista, R. William Jones, entonces secretario general de la FIBA, ordenó que se jugaran esos tres segundos, ante las protestas de Estados Unidos. Y entonces, el pase largo de Iván Edeshko (hoy ayudante en la selección rusa), fue a las manos de Alexander Belov, fallecido en 1978, de salmonella, cuando se enfrentaba a un juicio por contrabando. Belov anotó la fácil canasta ("el mérito fue de mi pase", dice Edeshko) que firmaba el 51-50 definitivo y "la afrenta de Múnich": los americanos no subieron al podio y nunca quisieron recoger sus medallas de plata: el base Kenny Davis llegó a prohibir ante albacea a sus familiares que se hicieran cargo de su medalla. Esas medallas estuvieron guardadas en el Dresdner Bank de Múnich, hasta que fueron a parar al Museo del Comité Olímpico.