La casa por los cimientos
Para muchos era un caramelo envenenado. La Selección regresó con buen cartel de Corea, pero el máximo responsable decía adiós. Sáez, que no aparenta ser un echao palante dijo que sí a la oferta de la Federación en tan especiales circunstancias. ¿Osadía o conocimiento? Más bien lo segundo. Su blindaje para hacerse fuerte en el puesto viene dado por el éxito en categorías inferiores. Muchos pronostican que no será suficiente para lidiar con las megaestrellas. Veremos. Por lo pronto ha mandado el primer recado: los que le han hecho grande en categoría juvenil cuentan desde ya. Con los mismos privilegios que el resto.
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En su primera convocatoria hay muchas pistas. Cuenta con siete de los once que fueron titulares en la consecución de la medalla de plata en los últimos Juegos Olímpicos de Sydney. Jugadores que fueron la base cuando ganaron también el Mundial juvenil. Pero lo más significativo es que quiere construir un nuevo equipo partiendo de la defensa.
Ahí es donde se produce la revolución total. Dos nuevos centrales, García Calvo y Juanito, y otros dos jugadores cuya base es buenos defensas con técnica que se adaptan al centro del campo, Marchena y Orbaiz. Y a partir de ahí, la manija para Xavi y la fantasía para Valerón, Joaquín y Raúl en el ataque. ¿Simple? No, muy coherente. ¿Sorprendente? No, salvo la convocatoria de Raúl Bravo. Quiere estar arropado por los suyos.
