Raimondas Rumsas, tercero en el Tour de Francia, está bajo sospecha. En la mañana del domingo la policía francesa detuvo a Edita, la mujer del lituano, con cuarenta medicamentos cuando circulaba en coche, cerca de Chamonix y en dirección a Italia. Christian Lothion, director de la policía de Lyon, comunicó a la prensa que entre los productos se habían encontrado corticoides, testosterona y EPO. Y también dos recetas de productos dopantes redactadas en polaco.

La policía francesa había montado una operación contra el tráfico de drogas en el túnel del Mont Blanc y sospechó del Audi, con matrícula lituana, que conducía Edita Rumsas a gran velocidad. Decidió detener el coche y en el registro los gendarmes encontraron los fármacos.

Sobre las 20:15 horas, diez gendarmes acompañados de policías judiciales asediaron el hotel Sofitel de París, donde se debía hospedar el Lampre, pero allí solamente encontraron a Gabriele Sola, jefe de prensa del equipo. Los demás habían decidido días antes tomar el avión hacia Italia el mismo domingo. Gabriele Sola fue incluso esposado en un interrogatorio que duró cinco horas y media.

La policía francesa, no obstante, reaccionó con rapidez y logró interceptar, cerca de Lyon, al autobús del equipo Lampre, que viaja por carretera hacia Italia. En él iban seis personas, masajistas, mecánicos y el conductor. Todos ellos fueron puestos en prisión preventiva e interrogados, en calidad de testigos. El vehículo fue registrado minuciosamente.

Edita Rumsas también ha sido puesta en prisión preventiva de 48 horas. Algunas fuentes apuntaban a última hora de ayer que durante el interrogatorio Edita ya ha declarado que los medicamentos pertenecían a su marido. Hoy será trasladada a la localidad de Bonneville, cuyo tribunal lleva el caso. La esposa de Rumsas podría ser procesada por tráfico de productos dopantes.

El ciclista, bajo sospecha desde hacía una semana

Rumsas estaba bajo sospecha desde hacía una semana a raíz de un control sanguíneo que le hicieron el lunes 22, durante el día de descanso del Tour. El ciclista lituano dio un nivel de hematrocrito de 47,2, que está dentro de los límites legales pero a los médicos de la UCI les sorprendió que, después de dos semanas de carrera, su hematrocrito hubiera subido un punto con respecto al análisis que le hicieron antes de que se iniciara la gran ronda francesa. Volvieron por la tarde y le sometieron a un control de orina, con el cual se puede detectar la EPO artificial. Pero no encontraron nada ilegal.