Alemania perdonó a Kahn

Mundial 2002 | Alemania

Alemania perdonó a Kahn

Alemania perdonó a Kahn

Pese a su error ante Brasil, el portero fue el héroe para los 10.000 hinchas que recibieron a la selección en Francfort.

La plaza más emblemática de Francfort llena a reventar. Cientos de banderas alemanas agitándose sin descanso. Los integrantes de la selección germana saludando desde el balcón del ayuntamiento, con las jarras de cerveza volando de mano en mano. Y de fondo, el We are the Champions de Queen, banda sonora de todo festejo deportivo. Quien se perdiera la final del domingo, quien viva en una burbuja desde la que no haya oído el eco del pentacampeonato brasileño, podría pensar que Alemania ganó el Mundial de Corea y Japón.

Pero no. Alemania fue segunda, aunque el subcampeonato se ha recibido en el país como una bendición. Antes de la Copa, nadie daba un duro por la selección de Rudi Völler; ahora, tras la experiencia asiática, el aficionado ya se frota las manos con vistas al Mundial 2006 en el que serán anfitriones. Más de 10.000 personas se concentraron ayer frente al ayuntamiento de Francfort para recibir a los subcampeones en Yokohama. Tras 12 horas de vuelo, la Mannschaft llegaba a casa y su trabajo en la Copa del Mundo merecía un sonoro aplauso.

"Kahn es nuestro héroe", "Campeón de corazones" y "Rudi, presidente" eran algunas de las pancartas que recibieron a los jugadores. Cerca de las siete de la tarde, el arquero feo (como dice nuestro querido Gatti) aparecía en el balcón del ayuntamiento. Él fue el gran protagonista del equipo. Lo fue hasta la final, escondiendo en sus guantes las penurias de un equipo que huía del buen fútbol. Y lo fue en la final, donde un error suyo dio luz a una selección brasileña a la que acechaba el fantasma de Francia-98.

Ayer, en Francfort, su error quedó en el olvido y el meta del Bayern Múnich fue aclamado de forma unánime. "Estoy orgulloso de ser el capitán de esta selección", dijo el trofeo Yashin del Mundial. Luego salió Völler, quien fue recibido con el cántico de "Rudi es único". "¿Qué hubiera pasado si hubiéramos ganado ayer", preguntó el seleccionador a la multitud. Y ésta rugió. Y siguió rugiendo durante la hora y pico en que los jugadores cantaron, bailaron y bebieron desde el balcón. Hasta que Kahn cerró la fiesta afirmando "Quizá nos encontremos aquí dentro de cuatro años". ¿Seguirá él?

En media hora, 200 banderas

"Ha sido una locura. Me las quitaban de las manos y en sólo media hora he vendido 200 banderas alemanas", afirmaba un vendedor en medio del bullicio. Los aficionados se empezaron a congregar en Rommerplatz (plaza en la que se encuentra el ayuntamiento de Francfort) cinco horas antes de que llegara la selección. La cerveza se agotó y la fiesta se alargó más de una hora.