La eliminación de Inglaterra sería un gran ridículo. Algo así como una hecatombe”. Lo que dijo David Beckham anteayer resume el sentir británico en las horas previas al partido ante Nigeria. La victoria sobre Argentina, además de restañar viejas heridas, sirvió para poner en bandeja el pase a octavos de final. Un triunfo ante las Águilas Verdes garantiza la primera plaza de grupo y el futuro cruce con Senegal, un punto asegura la clasificación e incluso una derrota por la mínima les mantendría en el Mundial, siempre y cuando Argentina no gane a Suecia.

Eriksson no quiere hacer cábalas y sólo piensa en batir a una Nigeria ya descartada, una selección que ha confirmado en Japón el declive de la hornada que nos hizo la puñeta en Francia-98. No es hora de experimentos y el técnico sueco pondrá en liza el mismo equipo que tumbó a Argentina. Estará Trevor Sinclair, que tan bien suplió al lesionado Hargreaves, y estará de nuevo Heskey en punta junto a Owen y no perdido en la banda, corriendo sin ton ni son. Nigeria no contará con Nwanko Kanu (buen conocedor del fútbol inglés), lesionado en su pierna izquierda, buscará una victoria que suavice el recibimiento en Lagos y despedirá a Jay Jay Okocha, que ha anunciado su adiós a la selección tras el Mundial. Hace bien.