Puntos de furia

Grupo B | España-Paraguay

Puntos de furia

Puntos de furia

Con una victoria hoy ante Paraguay, España entraría en octavos y taparía la boca a Chilavert y a Acuña, que han provocado a los de Camacho.

La situación de España resulta insólita por cómoda: basta una victoria ante Paraguay para entrar en octavos de final del Mundial (sería la primera vez que lo certifica ya en el segundo partido del campeonato). Esta opción induce a sospechar que hoy en Jeonju el equipo nacional hará los deberes y se apartará de la circulación hasta el 16 de junio, porque el partido del miércoles con Suráfrica sería de trámite. El plan es perfecto, ahora debe ser ejecutado. Para conseguirlo hay que darle a Chilavert con sus provocaciones en el morro y romper el candado de Maldini, el técnico que cultiva el catenaccio en el nido donde crecen algunos de los mejores defensas de Suramérica.

Paraguay trae malos recuerdos recientes. En Francia 98 sacó un empate a cero a España que le empujó prácticamente a hacer las maletas. Eran tiempos difíciles. Hoy se presenta en Corea con casi los mismos hombres y con la necesidad imperiosa de sacar un punto o morir. La previsión táctica resulta evidente, Maldini levantará la muralla China en Jeonju con los conocidos Arce, Ayala, Gamarra y Caniza y desde atrás se lanzará hacia adelante apoyándose en otro jugador tan visto en nuestro país como es Acuña. Es decir, el factor sorpresa no existe en este partido.

España tiene la palabra y debe tener el balón. Camacho es lo que más reclama en este Mundial: "No perdamos la pelota, no erremos el pase, aseguremos el toque...". Así quiere encontrar la espalda a Paraguay como se la encontró a Eslovenia. No variará el modelo, tampoco apenas los jugadores. Si acaso se maneja la entrada de Morientes por el renqueante Tristán. Entonces, pensemos de nuevo en Valerón y Raúl como pilares básicos para mover la pirámide invertida del 4-3-2-1, que luego es un 4-4-2.

Resuelto el objetivo global de los tres puntos, habrá otras cuentas pendientes por liquidar. Chilavert y Acuña lo han querido. El guardameta ahora dice que no dijo lo de meterle dos goles a Iker, pero todos sabemos que históricamente dice lo que no debe. Es decir, es culpable de provocación contra Casillas y por extensión contra España. Y el centrocampista del Zaragoza declaró en AS que Hierro y Nadal son lentos. No es elegante. Ambos no han hecho más que calentar la furia de Camacho y de sus chicos con posibles ácidas consecuencias sobre el césped.