Un error de Mills hunde a Inglaterra

Grupo F | Inglaterra 1 - Suecia 1

Un error de Mills hunde a Inglaterra

Un error de Mills hunde a Inglaterra

reuters

Su fallo en la cesión a Seaman propició el gol sueco de Alexandersson

La maldición continúa e Inglaterra sigue sin ganar a Suecia. Y van 34 años... A estas horas, los oídos le deben de seguir pitando a Danny Mills, el nuevo maldito del Imperio Británico. Lo cierto es que la suerte sigue dando la espalda a los inventores del fútbol. Gary Neville, la oveja negra en la Eurocopa 2000, se lesionó e Inglaterra respiró aliviada. Su relevo fue Danny Mills. Pero ayer, el lateral del Leeds convirtió al gemelo Neville en Cafú y regaló el empate a Suecia. Su error en la cesión a Seaman (¿no hay mejor portero en toda Inglaterra que éste?) deparó el gol de Alexandersson. Y no sólo eso. Trajo consigo la peor Inglaterra, un equipo convertido en un manojo de nervios en el tramo final del partido, donde Ljungberg, Linderoth y Anders Svensson hicieron suyo el centro del campo.

En ese sprint, Suecia perdonó. En el 64 lo hizo Lucic, en el 66 Linderoth, y en el 90’, con los de Eriksson pidiendo al brasileño Simon que pitara, Larsson. Pero el del Celtic cruzó en exceso su disparo tras otro error garrafal de la defensa inglesa, en esta ocasión de Cole.

Para ser justos, el empate puso a cada uno en su sitio. Sobre todo a Inglaterra, que vencía sin alardes. Le había bastado un gol a balón parado, un córner de Beckham cabeceado por Campbell para demostrar las carencias suecas. Le bastaron 15 minutos de buen juego, con Mills de escudero de Beckham, Vassell entre líneas y Scholes de jefe del centro del campo para romper la defensa rival.

Pero es que Suecia apenas jugaba. Como muestra, un botón: su primer disparo a puerta llegó en el minuto 39, obra de Allback. Dos entrenadores (Söderberg y Lagerback) para tan poco juego... Para más inri, Suecia falló donde tiene más galones, es decir, en defensa, permitiendo a Campbell rematar un córner ante las torres de Jakobsson y Lucic. Pero Inglaterra no hizo más y fue presa de su racanería. Un conservadurismo que puede pagar caro porque en el horizonte ya se vislumbra la batalla de Sapporo, el trascendental partido del viernes ante Argentina. Pero eso será otro cantar.