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Tuvo que irse antes

No es lógico que se haya esperado cinco días para llegar a un fallo que todos sabíamos de antemano. Son muy contados los casos en el que el resultado del contraanálisis es diferente al del primer control. Pero, en todo caso, este asunto lo tenía ya que tener estudiado la UCI. Cuando se da una situación tan grave como ésta, el contraanálisis se tiene que hacer de inmediato, sea sábado o domingo siempre tiene que haber alguien preparado para analizar la segunda toma y dar una solución rápida.

Todo lo demás es malo para la carrera, porque se falsea la competición, con un líder que no es tal y un equipo que no quiso defender su liderato. Es malo también para el corredor, que en situaciones como esta lo único que quiere es irse a casa a esconderse y no tener que estar sufriendo con las mil cosas que te vienen a la cabeza y teniendo que dar la cara con las preguntas de los periodistas o de los mismos corredores. Es una situación mala y absurda en todos los sentidos.

Pero de lo que sí estoy convencido es que el Mapei no ha tenido nada que ver en este dopaje de Garzelli. El equipo italiano está haciendo controles por sorpresa a todos sus corredores para intentar evitar estos disgustos. Óscar Freire, por ejemplo, ha pasado ya cuatro este año.