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Ciclismo | Entrenamiento

Y Chava subió La Covatilla

Hizo la ascensión por delante del pelotón femenino de Castilla y León.

Chava Jiménez dio ayer un paso de gigante en su recuperación: subió La Covatilla, puerto salmantino de primera categoría que servirá de meta en la Vuelta a España y que ayer estrenaron las chicas de la Vuelta a Castilla y León femenina. Y lo hizo como hace siempre las cosas este genial corredor: por impulso.

No estaba previsto este reportaje. Los enviados de AS pasamos por el refugio donde se recupera de su depresión para recoger la carta que quería enviar a los aficionados (y que aquí se publica) para partir luego a la carrera de féminas. "¿Te vienes a ver a las chicas?", le planteamos. "Vale. Subo La Covatilla en bicicleta y las esperamos en meta".

Por una vez olvidamos nuestro instinto periodístico y tratamos de disuadirle. Chava acababa de contar que la fuerte medicación le provoca en ocasiones una fuerte bajada de tensión (10-4) y que se había ido al suelo cuatro veces por los mareos. En una de ellas, que estaba esquiando, terminó en urgencias. En otra, tuvo tiempo de tumbar la bici antes de caerse. Lleva sólo cuatro días de entrenamientos, a ritmo suave y durante unas dos horas.

"No estoy muerto". "¿Cómo vas a subir La Covatilla con el calor que hace, Chava?". A su novia Azucena se le encendió la cara al encontrar unos cómplices. "¿Qué no?, ¿vosotros también creéis que estoy muerto? Pues os voy a demostrar que no".

Chava llegó algo tarde a la falda de La Covatilla, tras recorrer los 50 km desde su residencia a ritmo suave. Inició la ascensión con un cuarto de hora de margen sobre las chicas. Los aficionados que estaban al borde de la carretera le reconocían de inmediato. "Venga machote, éste va a ser tu año". Le hicimos las fotos y nos quedamos a esperar a las chicas.

Hay que ver cómo suben estas mujeres para creerlo. En la Vuelta a Castilla y León está la flor y nata mundial. Joane Somarriba, doble vencedora del Tour y del Giro, que está ahora corta de preparación, no quiso forzar. Dori Ruano, campeona nacional y medalla de oro en el Mundial 99 de pista, tampoco aguantó. "Tengo las piernas hechas a la temporada de pista y no podía levantarme del sillín".

A 4 km de la meta volvimos a adelantar al Chava. Las primeras estaban a menos de tres minutos. "Agárrate al coche y te subimos, que te van a pillar", le propusimos. "De eso nada", respondió. "Hay que sufrir. Os apuesto un café a que no me pillan".

En el podio. Increíblemente no le cogieron. Chava llegó apenas cuarenta segundos antes de que la suiza Nicole Brändli entrara como una bala en meta, con una ventaja de 1:09 minutos sobre su inmediata perseguidora, y sentenciara la carrera. Chava le entregó luego a Nicole uno de los ramos de flores de vencedora. Él peleaba en otra carrera, más sorda y más dura, pero también ganó. Y era todo un símbolo verlo en el podio. "Lo veis como no me cogían. Me había reservado para forzar al final". Tenía en su cara una sonrisa orgullosa de niño.