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Ciclismo | París-Roubaix

Johan Museeuw reina en el Infierno

El León de Flandes volvió a ganar la gran clásica por tercera vez.

<B>EL DIABLO.</B> Ni el barro, ni el pavés, ni los rivales pudieron con Johan Museeuw, que sumó su décima clásica. Más que nadie de los que están en activo, pero lejos de las treinta que logró Eddy Merckx.

Para celebrar la edición número cien, que mejor que el triunfo del belga Johan Museeuw, el ciclista que ha escrito las mejores páginas de la historia reciente de la clásica más dura del ciclismo, la París-Roubaix, El Infierno del Norte.

El León de Flandes, apodado así por sus tres triunfos en el Tour de Flandes, ya tiene otros tantos en la París-Roubaix. También es El León del Pavés. Se queda a uno de Roger de Vlaeminck. Se quería retirar al final de este año, pero tras su triunfo de ayer dejó entrever que lo mismo le vemos el año que viene intentando igualar a De Vlaeminck.

Triunfos de leyenda. El León firmó además una victoria memorable. Fue uno de los once que rompieron la carrera a 95 km de meta, en el Bosque de Arenberg, el más duro de los 26 tramos de adoquinado (49,1 km en total) de esta infernal clásica. A 41 km de meta se fue solo. Parecía un suicidio, pero, todos contra él, nadie fue capaz de dar alcance a este impresionante rodador por esos caminos de pavés llenos de barro y peligro. Tres minutos tuvo que esperar hasta que llegaron el alemán Wesemann y el belga Boonen, sorprendente belga de 21 años que alcanza el podio de la París-Roubaix en su primer año profesional.

Museeuw ya ganó en 1996. Llegó con Tafi y Bortolami, compañeros del Mapei, que no le disputaron el sprint. Y en 2000 entró levantando su pierna izquierda en recuerdo de la lesión que sufrió aquí en el 98 y que le pudo costar su amputación, al caer e infectársele la herida con excremento de caballo. Pese a todo, él se siente a gusto en el Infierno.