Querejeta, el artífice del milagro del Tau

Si yo fuera ojeador de la NBA, me llevaría a Querejeta a Estados Unidos". Esta frase se podía leer ayer en un chat de la página de Internet Baskonia. Net, que suele abordar la actualidad y los entresijos del club vitoriano. La verdad es que, desde que este guipuzcoano que hoy cumple 45 años ocupa la presidencia, el club ha crecido exponencialmente.

El máximo mandatario del TAU llegó a la dirección de la entidad en septiembre de 1990 y, desde entonces, ha sumado tres Copas del Rey (Granada, Valencia y Vitoria), una Recopa (95-96), ha jugado una final de Liga ACB (97-98) y otra de Euroliga (00-01). Además, ha conseguido que el baloncesto se convierta en una alternativa real al fútbol y que, en Vitoria por lo menos, sean compatibles. Su reconocimiento a la afición ha sido total en esta Copa del Rey. "El ambiente que hemos vivido ha sido impresionante, especialmente tras ganar la competición. Le debemos mucho al público", comentó.

Su agradecimiento es extensivo a los protagonistas de la victoria. En ese sentido, aseguró: "Quiero destacar el esfuerzo realizado por Ivanovic, el cuerpo técnico y los jugadores. Creo que el equipo ha hecho un grandísimo trabajo. Jugó tres partidos muy complicados en tres días ante rivales de enorme nivel. En el club nos sentimos orgullosos de lo conseguido porque la Copa es una de las competiciones más importantes de Europa".

Querejeta reconoció que "ganar el título de esta forma, en los últimos momentos, sabe mejor pero la salud también se resiente". El presidente es pionero en la política de apertura de fronteras y la contratación de jugadores procedentes de países con convenios con la Unión Europea. Por ahora, ha perdido los combates jurídicos, pero Josean Querejeta no va a cejar en su empeño. "Al final, el tiempo nos dará la razón", apunta.

Vitoria se vistió de fiesta para celebrar la consecución de la Copa del Rey. Miles de vitorianos se echaron a la calle y saludaron a sus héroes durante toda la noche. Los integrantes de la plantilla, junto a directivos, técnicos, familiares y amigos, compartieron cena en una conocida sidrería de la capital.

Luego fueron a la fiesta oficial que la ACB celebraba en una discoteca y acabaron dispersándose a altas horas de la madrugada cada uno por su lado. Ivanovic, en cualquier caso, dispuso ayer una sesión de entrenamiento para preparar el partido de mañana contra el CSKA.