Polideportivo | Juegos Olímpicos
Embarazos al ritmo de los Juegos Olímpicos
Las estrellas programan su maternidad en los años sabáticos entre olímpiadas. 2002 es el último de los posibles antes de Atenas 04.
En el último Mundial de balonmano femenino disputado en Italia en diciembre, Francia sólo pudo conquistar la quinta posición pese a estar avalada por su éxito en el último gran acontecimiento: los Juegos de Sydney. La Selección gala exhibía una excelente excusa: aparecía sin cuatro insustituibles, todas bajas por embarazo: Veronique Pecqueux-Rollard, Sandrine Mariot-Delerce, Melinda Szabo y Mezuela Servier. Habían programado su maternidad en una temporada menor; es decir, en un año en que ninguna de las grandes competiciones tienen importancia de cara a los Juegos Olímpicos, ya que las cuatro esperan llegar a Atenas 2004.
La programación de la maternidad no es nueva en el deporte, por lo menos desde que también se ha disparado la profesionalidad femenina. La eurodiputada Theresa Zabel, la única española con dos medallas de oro olímpicas, reconoce que ella se planteó la maternidad de su hija Olimpia mirando el calendario: "Tras los Juegos Olímpicos de Atlanta sabíamos que el año siguiente era de descanso en la alta competición, porque todos los deportistas se toman un tiempo sabático. Era el año adecuado para retornar a la competición". Teresa volvió al 470 de vela, con Sandra Azón, aunque sin fortuna en el Mundial de 1998. Fue el adiós de la que mejor regatista española de siempre.
La programación más elaborada ha sido la de la pareja de voley playa estadounidense Annett Davis-Jennifer Johnson. De 28 años, querían ser madres sin cumplir los treinta. Ambas, que han dado a luz en otoño con pocos días de diferencia, vuelven a la playa en primavera, con sus bebés.
La maternidad no es un obstáculo para seguir en la élite. Las francesas de la selección de balonmano se miran en su compatriota Laura Flessel, campeona de esgrima, mamá a los 30, y que en el primer gran torneo internacional volvió para estar entre las mejores.
La saltadora de longitud italiana Fiona May dará a luz con 32 años. Calcula que saldrá del paritorio en una fecha histórica para el fútbol italiano: "El bebé nacerá entre el 10 y el 12 de julio, cuando se cumplen los 20 años del título mundial conseguido por Italia en el Mundial de España". Ha firmado un contrato para promocionar la localidad de Alpi Termi por tres temporadas más (18.000 euros por campaña) y asegura que se mira en Heike Drechsler, que años después de su maternidad fue campeona en Sydney 2000.
Las españolas también consideran el calendario
En España, Natalia Zasoulskaya, española por matrimonio, también programó su embarazo pensando en ayudar a su club, el Godella de Valencia, y a la Selección española. Prácticamente reapareció un mes después de su maternidad, y estuvo en una nueva final de la Copa de Europa de clubes. Con España no pudo jugar por haber sido internacional con la URSS, por lo que regresó a Moscú, donde juega ahora.
La piragüista gallega Ana Penas ganó dos medallas en el Mundial de Polonia en agosto; lo hizo embarazada de tres meses. A sus 30 años no quería esperar más tiempo para ser madre, aunque se adelantó en sus previsiones. El próximo mes reinicia los entrenamientos, y si todo va bien luchará por recuperar un sitio en la K-4 español para Atenas 04.