Casa Gallega de Madrid: "No juega el Depor, juega toda Galicia"

Yo soy del Celta, pero en la final voy con el Depor. ¡De verdad, eh!". Conociendo el forofismo del fútbol es difícil creer a Paco, pero es que esto es Galicia... Aunque sea la Galicia de Madrid. Paquiño —"hoy me llamas así", pide—lleva 22 años en la capital como conserje de la Casa Gallega, y esta noche cambiará sus colores "por el bien de la tierra".

Habrá que creerlo, a Paquiño, al menos mientras invite a raciones de pulpo que quitan el sentido. Así es la Casa Gallega de Madrid, un edificio vetusto, a lo pazo coruñés, pero con lo castizo que da la Plaza Jacinto Benavente. En ella, cuando te encuentras al gallego en la escalera sigues sin saber si sube o si baja, si va o si viene... Excepto hoy. Esta noche, todos irán con el Depor: "Hay que ser del Depor, porque es bueno para Galicia. No juega el Depor, juega toda Galicia". La que habla es María, una orensana que da clases de gallego a sus paisanos residentes en Madrid. Los suyos son alumnos aplicados y, hoy, irán todos con el Deportivo: "Yo también iría con el Celta si fuera el finalista", afirma la única coruñesa del aula, Dolores.

La única coruñesa, no la más blanquiazul. Ése es Fran, un gaitero exiliado capaz de locuras por la victoria del Depor: "Me llevo la gaita a Cuatro Caminos". Pues sí. Una gaita en Cuatro Caminos sería como un pincho de tortilla con sabor a percebe, como la Casa Gallega de Madrid: una dimensión entre el madroño y las meigas.