Alberto Urdiales salva al Portland

No se esperaba tanto sufrimiento, sobre todo porque hasta el minuto 45 (17-17) había dominado el Portland, en el marcador, en el juego, en el ritmo de partido. Y entonces le entraron los siete males, que si una expulsión, que si juego pasivo, que si balones perdidos, que si lanzamientos al señor de las palomitas. Es decir, once minutos después a Equisoain no le llegaba la camisa al cuerpo, y el pelotón del ejército español de Mostar también andaba desesperado ante el delirio croata.

Zupo resoplaba de pie en la banda, se limpiaba el sudor frío y no se creía el chaparrón con un Rivero ahora vencido en la portería: 27-20. El Portland estaba eliminado

Un tanto de Garralda en los momentos de angustia, y un balón al extremo para que decidiese Urdiales, fueron dos latigazos del Portland para clasificarse en la jornada en la que el cántabro justificó su fichaje por el conjunto navarro. Hace seis meses Alberto estaba decidido a colgar la camiseta; medio año después se comprueba que, por fortuna, ese craso error pudo enmendarse gracias a la oferta del Portland. Urdiales correspondió a la fe que le mostró Equisoain.