-Antes del partido del domingo dijo que iba a marcar y cumplió con su palabra.

-En efecto. Uno es mejor psicólogo de sí mismo que nadie. Durante la semana estaba convencido de que iba a marcar. Tenía un convencimiento absoluto, aunque luego puede pasar lo contrario, pero afortunadamente se dio.

-En el segundo de los goles se abraza a una bandera argentina que había en la grada. Cuéntenos la historia.

-El año pasado estuvo toda la temporada ahí y me trajo suerte y goles. El domingo estuvo de nuevo y volví a marcar. Ojalá siga ahí todo lo que resta de temporada y yo siga haciendo goles. Al margen de esto, es la bandera de mi país, que está atravesando un mal momento y uno siempre se acuerda de los que están allí.

-¿Tiene en Argentina a toda su familia?

-Sí, a mis abuelos, mis padres y mis hermanos. Están criados allí y es lógico que no se quieran venir, aunque lo estén pasando mal. Uno los tiene siempre en la cabeza.

-Volvamos al fútbol. Con sus dos goles se dejará de hablar de fichar a un delantero.

-No tengo que acallar a nadie. En la primera vuelta no me tocó jugar y no tenía opciones de reivindicarme en el terreno de juego. Ahora he tenido la suerte de jugar tres partidos seguidos, algo que no había hecho en toda la temporada. Espero mantener la titularidad y la racha goleadora.

-Se llegó a decir de usted que estaba viejo para el fútbol. ¿Le dolió aquello?

-Me dolió sinceramente. Sé que Amato tiene aún mucho para dar. Que se metan con el rendimiento de uno lo acepto, pero que vayan las críticas más allá me resulta algo feo. Soy una persona que siempre he respetado a todo el mundo y, sin duda, hay cosas que en su momento se dijeron y que, insisto, me dolieron.

-¿Ha notado estos meses mayor presión con todo lo que se ha hablado sobre la necesidad de un nueve?

-En ningún momento hubo presión en el sentido de que si no rendías iba a venir un delantero. El problema de traer a un delantero o no era del club, no de los jugadores. Ante el gol, es cierto que el que juega de nueve tiene mayor responsabilidad, pero tanto cuando se convierte un gol como cuando se encaja la culpa es del conjunto, del equipo.

-Hace dos goles y el público le volvió a ovacionar. Los aficionados no se han olvidado de Gabriel Amato.

-La gente del Betis me quiere.