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Esquí alpino | Los métodos de las españolas

El riesgo como terapia

La selección española de esquí alpino recurre a la preparación psicológica para ayudar a sus deportistas a luchar por las medallas.

Actualizado a

Una generosa dosis de riesgo, mezclada con una buena ración de estrés, eso sí, positivo, y aderezado con una solución de adrenalina controlada es la receta mágica que guarda con sigilo el equipo nacional de esquí alpino para traerse a España una medalla olímpica de Salt Lake City, una circunstancia que no se repite desde que en 1992 Blanca Fernández-Ochoa ganara el bronce en los Juegos de Albertville. Las tres chicas de la modalidad de alpino, María José Rienda, Ana Galindo y Carolina Ruiz llevan meses siendo instruidas para entrar a matar por los preciados metales.

Jugársela para ganar. "Sin riesgo no hay medalla. No hay un solo esquiador que tras ganar el preciado metal no asegure que alcanzó el podio porque en un momento dado se la jugó", asegura Fernando Gimeno, el psicólogo que colabora con la selección española de esquí alpino desde el pasado mes de abril. Carlos Salvadores, el director técnico, tiene claro que la preparación psicológica es el complemento imprescindible para obtener los mejores resultados y ha sido uno de los responsables de la incorporación del psicólogo Fernando Gimeno en el equipo. "Tenemos corredoras muy buenas técnicamente que sólo necesitan competir con algo más de rabia si quieren optar a medalla", asegura Salvadores.

Pero asumir el riesgo también tiene su parte menos positiva que se traduce en inoportunas caídas que pueden mandar al traste todo lo conseguido si no se asumen de forma correcta. Hace unas semanas, en la sexta prueba de la Copa del mundo celebrada en Berchtesgaden (Alemania), María José Rienda se cayó en la segunda manga del gigante cuando iba segunda y después de haber acabado tercera en la primera. Pero la caída es una circunstancia que todos, las corredoras, los técnicos y el psicólogo asumen como parte del entrenamiento. Para Salvadores se trata de un paso claro hacia delante: "María José técnicamente es muy buena. Sólo le falta dar el paso de arriesgar para ganar y que el día de la competición le salga bien y eso es lo que estamos trabajando más intensamente con ella y con el resto del equipo. El riesgo a veces lleva implícito estas caídas y ella lo tiene asumido. Cuanto más aprenda a arriesgar menos fallará y si esto sucede, estará seguro rozando el podio".

Tras la decepción, la segunda parte de la terapia la asume el entrenador. Su misión se centra en "superar el miedo a tener miedo", descargando emocionalmente la ansiedad acumulada tras la caída. "Estamos en el buen camino porque nuestro equipo está aprendiendo a arriesgar, y eso es lo que hay que hacer en Salt Lake City. Si ese día nuestras corredoras no fallan, estaremos seguro en el podio", concluye Salvadores.