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Europeo 2002 de Balonmano | España - Islandia

España no renuncia a seguir en la élite

La correosa y dura selección de Islandia pone a prueba al renovado grupo de César Argilés, que espera superar esta fase sin derrotas.

Demetrio Lozano, una de las piezas clave de la selección española de balonmano.

Con la precaución que impone verse privado del cerebro de los últimos grandes éxitos (Dujsebaev), del jugador con más carácter de la década (Masip) y sin el gigante de la defensa y el ataque (Chepkin), España inicia hoy su andadura por el Europeo de Suecia convencida de que puede seguir en la élite. El deseo lo alimenta la ilusión que aportan los más destacados de la última selección júnior, subcampeona del Mundo: Iker Romero, Santiago Urdiales y Priero.

Olalla, nuevo capitán español, evita el optimismo y pone un punto de reflexión: "Hay más de media docena de selecciones que quieren estar en el podio. Y eso es imposible. Va a ser un Europeo de mucha competitividad. Nosotros tenemos nuestras bazas, pero hay que considerar que formamos una Selección que se está renovando".

Las cuentas en el cuartel español no son un secreto: pasar a la segunda liguilla sin derrotas y allí jugarse una de las dos primeras plazas del grupo con Francia (campeona mundial), Yugoslavia (bronce en el Mundial), Croacia o Alemania (de la que por fin dicen que este año sí).

De entrada, para que las cuentas de la lechera no se rompan como el cántaro, Islandia examina a los españoles. En la Isla el balonmano es el deporte de sala más popular, y de la calidad de sus hombres se muestra su equipo de procedencia: seis actúan en la Bundesliga alemana, y además uno en Francia, otro en Italia y un último en Japón. España debe ganar y convencer.