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Roa, la reconquista

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Tras unos éxitos envueltos en la épica de la historia más reciente del Real Mallorca, Carlos Ángel Roa ha iniciado la reconquista de la portería mallorquinista, la que le encumbró en el fútbol europeo tras llegar al viejo continente de la mano del entonces técnico bermellón, el argentino Héctor Cúper. A veces uno no sabe muy bien qué es lo que tiene Roa para aglutinar carisma a raudales.

Cuando llegó al equipo bermellón, fue para sustituir al guardameta Kike (ahora en el Deportivo Alavés), que era un autentico héroe en la isla, y en cuestión de unos pocos partidos Roa ya había conquistado totalmente al público rojillo. Con el triunfo, el éxito y la gloria metidos de lleno en su bolsillo, nadie es capaz de explicarse cómo fue capaz de dejarlo todo y abandonar el fútbol, justo cuando se encontraba en la cresta de la ola, para dedicarse plenamente a sus creencias religiosas. Pero es un hecho que el fútbol mueve montañas y, tras ese retiro voluntario, decide volver. El mallorquinismo decide perdonarle la escapada y le aclama de nuevo como ídolo. Cuando Roa parecía volver a la cima de esa montaña que mueve el fútbol, la cara más dolorosa de este deporte, una grave lesión, vuelve a retirarle, esta vez a la fuerza.

El retorno del argentino es, sin duda, una constante y consigue que vuelva el aplauso en la Champions League, el clamor es ya unánime y podríamos decir, de forma metafórica, que quien no le inscribió para la Liga al principio de la presente temporada merece, sin temor a equivocarnos, una sanción del comité de ídolos del fútbol español, en el supuesto de que tal grupo existiese. Ahora, ha vuelto de nuevo y su cultura futbolística delata su gran categoría a la hora de poder dirigir el juego, de conseguir ordenar a sus compañeros y de contagiar a toda la afición. Todo ello con una madera de líder que le permite iniciar la reconquista de la portería del Mallorca. Roa, ¡que bueno que viniste!