Mientras se mantiene el compás de espera sobre la situación de Rojo, un cuarto de siglo después de la retirada de José Luis Violeta, uno de los más grandes jugadores de la historia del Zaragoza, Xavier Aguado igualará el próximo domingo en el Sánchez Pizjuán los 470 partidos oficiales que el León de Torrero disputó durante sus catorce temporadas en el equipo aragonés (1963-77), a caballo entre las décadas de los sesenta y los setenta. O lo que es lo mismo, de los magníficos a los zaraguayos.

En Sevilla, la ciudad en la que él mismo alzó la quinta Copa del Rey del Zaragoza después de un partido colosal frente al Celta, Aguado entrará en primera persona en la historia del club y seguirá elevando su listón. Nadie había ganado más que él (2 Copas y una Recopa) y ahora nadie habrá jugado más que él. Aguado, con media campaña por delante y una más que probable renovación de contrato, puede eternizarse en el Zaragoza.

Si los números identifican mejor que nada a los grandes futbolistas —hablar, por ejemplo, del 11 en el Zaragoza es hacerlo de Carlos Lapetra—, pasará mucho tiempo sin que el 6 deje de asociarse a Aguado, un central que eligió dorsal de centrocampista, quizá por la devoción que Darío Franco sentía por el 5, un dígito especial en el fútbol argentino

Llegó en silencio y se despedirá con unos números colosales. Y con todos los récords posibles. Pero la trayectoria de Aguado, que curiosamente no ha sido internacional, no puede resumirse sólo en cifras. Violeta se retiró del fútbol sin saber que era el jugador que más veces había vestido la camiseta del Zaragoza y no por eso dejó de recibir un gramo más de cariño de la afición. Y es que la grada respeta por encima de todo la fidelidad en estos tiempos que corren.