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Voleibol | Cuba

Cuba negociará la vuelta de los huidos

Por primera vez el país caribeño está dispuesto a transigir.

La Federación Cubana ha presumido durante años de tener las únicas selecciones del país en las que no se producían deserciones, las únicas que viajaban por con libertad absoluta. El caso de Cardona, que se fugó a Italia, no contaba para ellos: era innecesario para la selección.

De repente, la ilusión se ha desvanecido ante la cruda realidad. Sus estrellas más fiables se han marchado en tren aprovechando la libertad de movimientos. Nada que ver con los peloteros que escaparon como balseros a los Estados Unidos, como El Duque Hernández, o como los más sofisticados, que viajan a Venezuela para disponer de una posición legal más favorable en Estados Unidos.

La huida de Tamaris Agüero, no se tomó en cuenta; dicen que lo hizo por amor, y ahora juega en Italia. Debió ser un toque de atención para el voleibol cubano.

De repetente, se evapora media selección poco después de la retirada de Osvaldo Hernández (el mejor cubano de la última década). De los seis, cinco son los pilares de Cuba, la mejor en el último gran evento disputado en Japón en noviembre.

Situación crítica. Con lo que le queda en el país, Cuba no podrá defender su condición de potencia en el Mundial de Argentina. Por eso, y porque los fugados han declarado en Italia su amor a los colores patrios, los políticos están dispuestos a una solución sin precedentes, a negociar con los desertores, a buscar una solución para evitar el mayor desastre cubano en su historia deportiva. Que se fugasen sus boxeadores en los Panamericanos no mellaba su potencia; que se marchen a cuentagotas sus beisboleros, entra en lo asumible; que huyesen sus baloncestistas en el Preolímpico de 2000, un problema menor por su falta de calidad. Pero el voleibol es diferente.

Una huida por amor. Se sabe que el desencadenante ha sido Ángel Dennis, que jugaba en Italia hasta que su país suprimió la salida de los internacionales tras Sydney-00. Y Dennis está enamorado como lo prueban los 1.000 euros de la cuenta de teléfono que dejó sin pagar en Bélgica. Su novia, la jugadora italiana Simona Rinieri, le urgía en los Alpes, y tras él se marcharon los otros cinco, entre ellos la estrella mundial Ihosvanny Hernández (2,12 metros) y el joven Leonel Marshall, una joya por pulir que, además, es el hijo del que ha sido presidente de la Federación Cubana hasta el mes pasado.